¿Cuándo es necesario un tratamiento de conducto?

La endodoncia, tratamiento de conducto o de canal, es un tratamiento como última oportunidad para salvar tu diente, consiste en limpiar la parte interna del diente cuando se encuentra lesionado o infectado y rellenarlo con un material inerte. El tratamiento se realiza bajo anestesia local, por lo que no resulta doloroso. Sí es verdad que, una vez finalizado el efecto de la anestesia, el paciente podría sentir durante los siguientes días alguna molestia a la hora de masticar.

Cuando tienes mucho dolor al frío, calor o masticación que dura más de 10 minutos, tienes la zona de la encía con un pequeño granito (absceso) y tienes que tomar calmantes, es posible que necesites un tratamiento de conducto.

¿Por qué se realiza una endodoncia?
Las endodoncias se realizan en piezas dentales con caries profundas, que propician la inflamación o la necrosis (muerte) de la pulpa dental. Otros motivos para la aparición de pulpitis o inflamación de la pulpa son algunos traumatismos, la abrasión, la erosión y el desgaste de los dientes por el roce entre ellos (por ejemplo debido al bruxismo) o la forma en que se realizan algunos tratamientos restauradores y los materiales que se utilizan en los mismos.

La pulpa dental es la parte más interior del diente, y donde se encuentran los nervios y los vasos sanguíneos. La inflamación de la pulpa suele manifestarse con dolor, que puede ser de distintos grados y darse en distintas ocasiones: frente al calor o frente al frío, en determinadas posturas, al comer o beber, etc. El tipo de dolor que sentimos es el que indicará al odontólogo si la endodoncia puede ser una solución a nuestro problema.

¿En qué consiste una endodoncia?

Se realiza en diferentes fases:
Diagnóstico por parte del profesional sanitario: durante la parte del diagnóstico se realiza una anamnesis o preguntas guiadas por el profesional, durante las cuales el paciente informa de cómo es el dolor qué siente, dónde se localiza, con qué intensidad lo nota, si puede calmarse aplicando frío. Todo encaminado a hacer un buen diagnóstico y a aplicar el tratamiento correcto. Además, se realizan radiografías para verificar el estado del diente y para ver cómo es su anatomía (longitud de las raíces, estado de las mismas, etc.)

Anestesia: la anestesia que se utiliza en este tipo de intervención es local, afectando solo al diente a tratar y a la zona de alrededor. Es importante que en el momento de la anestesia no exista ninguna infección o inflamación en la pieza para que ésta actúe de forma correcta. De existir infección, la intervención deberá posponerse y se recetará al paciente la toma de antibióticos y antiinflamatorios, en caso necesario.

Apertura y aislamiento de la pieza: se realiza un agujero en la corona del diente mediante el cual se accede a la pulpa para su extracción y se aísla el diente de todo el organismo.

Conductometría e instrumentación: es el procedimiento de limpieza de los conductos para dejarlos asépticos o limpios.

Obturación: es la fase de sellado del diente, a través del cual se cierran los conductos que se han limpiado, dejando la pieza plenamente insensibilizada.

Control: una posterior radiografía y observación por parte del dentista para verificar la efectividad de la intervención. Generalmente se realiza un seguimiento durante unas semanas o meses

 

Autor: Dra. Tatiana Urgel

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